jueves, 11 de diciembre de 2008

Un año muy agitado ( parte II)





La derrota del oficialismo en Senadores significó una herida para el gobierno de los kirchner, además de marcar una ruptura con su vicepresidente Julio Cobos.
Seis días después de la marcha atrás de la resolución 125, el jefe de gabinete Aníbal Fernández presentó su renuncia y en su lugar asumió Sergio Massa. De esta manera, el gobierno empezaba a mostrar algunos cambios necesarios para poder continuar el poder. Cristina tenía que cambiar su tono confrontativo y mostrarse más conciliadora, es por eso, que el 2 de agosto la presidenta ofreció la primera conferencia de prensa de la era K. Asistieron 250 periodistas y se le hicieron 25 preguntas a la jefa de estado, quien volvió a ratificar el rumbo de su gobierno e incluso admitió que volvería a implementar la resolución 125. También defendió las estadísticas oficiales y ratificó en su cargo al cuestionado ministro de comercio interior, Guillermo Moreno.
El proyecto de construir un tren bala fue otro de los temas más cuestionados del primer año de gestión de Cristina. Mientras la presidenta anunciaba el megaproyecto todos los días los usuarios de los trenes que unen la capital con el Gran Buenos Aires sufrían y aún sufren a diario las demoras y el paupérrimo estado de las formaciones. La furia de la gente frente a la demora y la burla del poder político terminaron en disturbios que concluyeron con la quema de diferentes formaciones.


Buscando confianza

Cristina Kirchner en un intento de llevar confianza a los bonistas y buscar inversiones del exterior anunció, en su gira por Nueva York, el pago al club de Paris. En un principio la cancelación se haría en efectivo y con reservas del Banco Central, pero la crisis internacional obligó a cambiar los planes.


Del efecto jazz al plan anticrisis

La virulenta crisis que se desató en Estados Unidos se expandió rápidamente a todo el mundo. Sin embargo, Cristina se mostró irónica afirmando que la crisis no afectaría a Argentina, incluso se animó a decir que esta crisis era una oportunidad para el país, pero su discurso optimista se derrumbo rápidamente.
La economía argentina rápidamente empezó a sentir el efecto de la crisis: cayeron los precios de los comodities, las exportaciones y se empezó a hablar de despidos y suspensiones. Frente a este escenario, el gobierno elaboró una serie de medidas con el objetivo de contener el impacto de la conyuntura internacional. La primera fue la sanción de la ley que puso fin a las AFJP. Con esto el gobierno se apoderó de una gran masa de dinero que lo usará, por medio del Anses, para alentar y sostener el empleo y la producción.
En tanto, el proyecto sobre la finalización del sistema de capitalización fue duramente cuestionado por la oposición, quienes argumentaron que el proyecto significó un “saqueo” a los fondos de los jubilados y que los kirchner se apoderaron de ese dinero para hacer campaña en el 2009.
En las últimas semanas el gobierno lanzó una batería de medidas entre las que se incluye un plan de financiamiento para la compra de autos cero kilómetros, repatriación de capitales, blanqueo de personal y moratorias impositivas. El oficialismo pretende que el paquete de medidas sea sancionado en el Congreso.

Cristina comenzó su gestión con promesas de llenar los espacios vacíos que la gestión de su marido había dejado, pero las circunstancias y su manera de sobrellevar los problemas que afronto su gestión hicieron disminuir su aceptación en la sociedad.
Al gobierno de CFK aún le queda un largo camino por recorrer, por lo que es necesario que empiecen a admitir los propios errores y dejen de ver como enemigos a aquellas personas que cuestionan esos errores que el propio gobierno esconde.


Matías


foto: DyN

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